141. En el séptimo año se anulan todas las deudas (Dt. 15:3)
“Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano”
Como
parte del pacto que Dios hizo con su pueblo, estaba la consideración de que
cada siete años se redimieran las deudas que se tuviesen. Esta consideración
era diferente del jubileo cada cincuenta años donde se liberaba los esclavos y
se reintegraban a sus dueños las tierras arrendadas.
Lo
de la remisión de las deudas señalaba:
Deuteronomio
15
1 Cada siete años harás remisión. 2 Y
esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo
empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a
su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová. 3 Del extranjero demandarás el reintegro;
pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano, 4 para que así no haya en medio de ti
mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu
Dios te da por heredad para que la tomes en posesión, 5 si escuchares fielmente la voz de Jehová tu
Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy. 6 Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido,
como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, más tú no tomarás
prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán
dominio.
La
comprensión natural de este precepto es clara: Busca establecer un límite a la
cuestión del endeudamiento para no generar de una situación de insolvencia momentánea
una de endeudamiento pernicioso.
Pero
también esta liberación de las deudas cada siete años tiene una comprensión
espiritual la cual es evidente en cuanto a la relación de la misma, por la cuestión
de los años, con la fiesta de los Tabernáculos.
Para
ello hay que comprender el alcance de esa última fiesta de las siete de Dios.
La
fiesta de los Tabernáculos es la séptima y última de las solemnes convocaciones
que Dios decretó para con su pueblo como parte de su pacto.
Levítico
23
33 Y habló
Jehová a Moisés, diciendo:
34 Habla a
los hijos de Israel y diles: A los quince
días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a
Jehová por siete días.
35 El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos
haréis.
36 Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis
santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a
Jehová; es fiesta, ningún trabajo de
siervos haréis.
… …
39 Pero a los quince días del mes séptimo,
cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de
reposo, y el octavo día será también día de reposo.
40 Y tomaréis el primer día ramas con fruto de
árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los
arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días.
41 Y le haréis fiesta a
Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras
generaciones; en el mes séptimo la haréis.
42 En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará
en tabernáculos,
43 para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo
habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.
Números
29
12 También a los quince días del mes séptimo tendréis
santa convocación; ninguna obra de siervos haréis, y celebraréis fiesta solemne
a Jehová por siete días.
13 Y ofreceréis en holocausto, en ofrenda
encendida a Jehová en olor grato, trece
becerros de la vacada, dos carneros, y catorce corderos de un año; han de
ser sin defecto.
14 Y las ofrendas de ellos, de flor de harina
amasada con aceite, tres décimas de efa con cada uno de los trece becerros,
dos décimas con cada uno de los dos carneros,
15 y con
cada uno de los catorce corderos, una décima;
16 y un macho cabrío por expiación, además
del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
17 El segundo día, doce becerros de la vacada, dos carneros, catorce corderos de un
año sin defecto,
18 y sus
ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los
corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
19 y un macho cabrío por expiación; además
del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
20 El día tercero, once becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin
defecto;
21 y sus
ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los
corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
22 y un macho cabrío por expiación, además
del holocausto continuo, y su ofrenda y su libación.
23 El cuarto día, diez becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin
defecto;
24 sus
ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los corderos,
según el número de ellos, conforme a la ley;
25 y un macho cabrío por expiación; además
del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
26 El quinto día, nueve becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin
defecto;
27 y sus
ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los
corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
28 y un macho cabrío por expiación, además
del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
29 El sexto día, ocho becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin
defecto;
30 y sus
ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los
corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
31 y un macho cabrío por expiación, además
del holocausto continuo, su ofrenda y su libación.
32 El séptimo día, siete becerros, dos carneros, catorce corderos de un año sin
defecto;
33 y sus
ofrendas y sus libaciones con los becerros, con los carneros y con los
corderos, según el número de ellos, conforme a la ley;
34 y un macho cabrío por expiación, además
del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
35 El octavo día tendréis solemnidad; ninguna obra
de siervos haréis.
36 Y
ofreceréis en holocausto, en ofrenda encendida de olor grato a Jehová, un becerro, un carnero, siete corderos de
un año sin defecto;
37 sus
ofrendas y sus libaciones con el becerro, con el carnero y con los corderos,
según el número de ellos, conforme a la ley;
38 y un macho cabrío por expiación, además
del holocausto continuo, con su ofrenda y su libación.
Deuteronomio
16
13 La fiesta
solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu
lagar.
14 Y te
alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva,
y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus
poblaciones.
15 Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar
que Jehová escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus
frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
La
última fiesta en el orden de las establecidas por Dios era la de los
Tabernáculos. Tabernáculos (sukkōt, סוכות, es una palabra plural que deriva de
sukkah, סוכה, y que significa cabaña,
tienda tabernáculo; esta última tiene su referente con la palabra mishkán, מִשְׁכָּן,
morada, vivienda, tabernáculo).
Como
señala Levítico Levítico 23:34 (Levítico 23:39, 41; Números 29:12) esta fiesta
se celebraba “a los quince días de
este mes séptimo”, el séptimo mes era Tishri
(Septiembre-Octubre), como ya se comentó es la última fiesta de las tres consideradas de otoño:
Trompetas, Expiación, y Tabernáculos.
Las
primeras referencias a la palabra tabernáculo las encontramos en Éxodo y se
refiere al santuario móvil construido por los israelitas bajo las instrucciones
dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí.
Éxodo
25:8-9: Y que hagan un santuario [mishkán, מִשְׁכָּן] para mí, para que yo
habite entre ellos. Conforme a todo lo que te voy a mostrar, [conforme] al
diseño del tabernáculo [mishkán, מִשְׁכָּן] y al diseño de todo su mobiliario,
así [lo] haréis.
Lo
interesante de Éxodo 25:8-9 es que el Tabernáculo, en palabras de Dios mismo,
era “para que yo habite entre ellos” (Éxodo 25-27, 30, contiene las
especificaciones de cómo habría de construirse el Tabernáculo de Éxodo 25:8-9).
En
Juan 1:14 tenemos una cita muy conocida, referida a Jesús, que señala como es
que “el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. La palabra
traducida como “habitó” es eskēnōsen, ἐσκήνωσεν que significa morada, vivienda,
tabernáculo, exactamente igual que mishkán, מִשְׁכָּן.
Si
tradujéramos Juan 1:14 bajo esta premisa sería correcto indicar que “el Verbo
se hizo carne, y [levantó su tienda, levantó su tabernáculo] entre nosotros, y
vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de
verdad”.
Ahora
bien, si la palabra para Tabernáculo es mishkán, מִשְׁכָּן, ¿de dónde viene
referirse a esta fiesta por sukkōt, סוכות? En las instrucciones dadas por Dios
sobre uno de los aspectos que esta fiesta debía de cubrir, contenidos en Levítico
23:39-42, se señala que “en tabernáculos [sukkōt, סוכות ] habitaréis siete
días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos [sukkōt, סוכות]”, en
cumplimiento de esto vemos cómo es que Nehemías 8:17 relata cómo es que después
del cautiverio la gente de Israel comenzó de nuevo a celebrar esta fiesta y
señala “Y toda la congregación que volvió de la cautividad hicieron
tabernáculos [sukkōt, סוכות], y en tabernáculos [sukkōt, סוכות] habitaron; porque desde los días de Josué
hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y hubo
alegría muy grande”. Así vemos que el pueblo en tiempos de Nehemías, para
celebrar esta fiesta, construyó tabernáculos [sukkōt, סוכות].
Así
que tenemos dos referentes para la palabra Tabernáculo, uno relacionado con el
lugar donde mora [vivienda] Dios y Su Hijo, el otro referido con los lugares
donde mora [vivienda] su pueblo. De esta forma la fiesta de los Tabernáculos tiene su
referente en la sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando
Jesús y el Padre habiten entre nosotros, pero de igual forma se refiere a
nosotros cuando lleguemos a ser tabernáculos.
Siguiendo con el análisis de la fiesta
vemos como se menciona en Levítico 23:34, Números 29:12 y Deuteronomio 16:13
que la fiesta de los Tabernáculos debía ser celebrada por el pueblo de Israel
durante siete días, siendo el primer día de estos siete de reposo (Levítico
23:36, 39; Números 29:12). Números
29:13-34 prescribe los holocaustos, ofrendas y libaciones a realizarse en cada
uno de estos siete días, pero Levítico 23:39 y Números 29:35 menciona un octavo
día de fiesta, el cual también era de reposo, un día que sale o excede los siete
propiamente de los siete de la fiesta de los tabernáculos pero que aun así se
vincula con ésta. Números 29:36-38 prescribe los holocaustos, ofrendas y
libaciones a realizarse en este octavo día. ¿Por qué si la fiesta son siete
días existe un octavo día de fiesta? Porque representa dos momentos diferentes
de la misma pero íntimamente relacionados.
Como
ya se comentó, la fiesta de los Tabernáculos tiene un primer referente de la
sombra representativa a cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre
habiten entre nosotros, pero esto lleva dos momentos diferentes de los misma
pero íntimamente relacionados: los siete días de la fiesta de los Tabernáculos
referidos a partir del momento cuando Jesús regresa a regir las naciones (lo
cual empieza desde el milenio) y el octavo día de la fiesta de los Tabernáculos
referido al momento posterior cuando el Padre habita entre nosotros.
Los
siete días de la fiesta representan el tiempo de Jesús con los hombres a partir
de su segunda venida, ese Jesús “Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y
pelea. Sus ojos [son] como llama de fuego, y [hay] en su cabeza muchas diademas; y [tiene] un nombre escrito que ninguno [conoce] sino él mismo. [Está] vestido de una ropa
teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos
celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le [siguen] en caballos blancos. De su boca sale una
espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de
hierro [ ]. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE
REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Revelación 19:11-16).
El
octavo día que excede la fiesta, representa el tiempo del Padre con los hombres
cuando todas las cosas sean restauradas y todo sujetado a sus pies para que Él
sea todo en todos. Representar ese tiempo como un octavo excedente de la fiesta
es precisamente para denotarle como “el único que tiene inmortalidad y habita
en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver” (1 Timoteo
6:16).
Al
respecto 1 Corintios 15:25-28, a manera explicativa, nos habla de esos dos
momentos diferentes pero íntimamente relacionados referidos en la fiesta de
Tabernáculos:
25 Porque
preciso es que [Jesús] reine [inicio de Tabernáculos] hasta que haya puesto a
todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el
postrer enemigo que será destruido es la muerte.
27 Porque
todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las
cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él
todas las cosas.
28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también
el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios
sea todo en todos [conclusión de Tabernáculos].
Esto
es muy importante tenerlo en mente pues así como las primeras cuatro fiestas de
primavera - Pascua, Panes sin levadura, Primicias, y Pentecostés- están
íntimamente interrelacionadas formando casi una única secuencia de eventos, de
igual forma últimas tres fiestas de otoño -Trompetas, Expiación, y
Tabernáculos- está de igual forma están íntimamente interrelacionadas formando
casi una única secuencia de eventos. Esta casi única secuencia de eventos
representadas por las tres fiestas de otoño se refieren al regreso de Jesús con
la resurrección/transformación de los santos que serán reyes y sacerdotes con Él
en el milenio, seguido por el período para que todos los que nunca tuvieron la
oportunidad de conocer la Verdad puedan conocerla, ser corregidos (castigados)
y puedan optar o rechazar la salvación y demostrar con hechos (su vida y sus
obras) su decisión que será para vida o muerte, y que concluye con el Padre
habitando entre nosotros.
Ahora
hay que ver también otro aspecto de esta fiesta. Como ya se comentó, la fiesta
de los Tabernáculos tiene un primer referente de la sombra representativa a
cumplimentarse en un futuro cuando Jesús y el Padre habiten entre nosotros,
pero de igual forma tiene un segundo referente a de la sombra representativa a
cumplimentarse en un nosotros al llegar a ser tabernáculos.
1
Corintios 3:16 nos pregunta “¿no sabéis que sois
templo de Dios, y que el Espíritu de
Dios mora en vosotros?”, así que nosotros somos el templo de Dios y Su
Espíritu mora en nosotros.
Si
bien somos templo de Dios estamos siendo en este momento edificados, sobre esto
Efesios 2:19-20 nos dice “Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino
que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular”, de igual
forma Colosenses 2:6-7 dice “Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo
Jesús el Señor, así andad en El; firmemente arraigados y edificados en El y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos,
rebosando de gratitud”.
Pero
este proceso que ahorita se está llevando en nosotros, y que posteriormente
estará disponible para toda la humanidad, tiene un fin, Efesios 4:13 nos lo
señala al decirnos que durará “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y
del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo”, de
igual forma Romanos 8:29 dice “porque a
los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos”, y si somos conformados a la imagen del
Hijo, somos conformados a la imagen del Padre, pues como dice Colosenses 1:15 “Él
[Jesús] es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”, y
esto porque así lo estableció el Padre desde un principio como dice 1 Juan 3:1-2
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios; por
esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él [Jesús]. Ahora somos
hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos
que cuando Él [Jesús] se manifieste, seremos
semejantes a Él porque le veremos como Él es”. El cumplimiento de este plan
sin duda alguna deviene en gozo y alabanza a Dios quien lo hace posible: “En
gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se regocijará en mi Dios; porque Él me
ha vestido de ropas de salvación, me ha envuelto en manto de justicia como el
novio se engalana con una corona, como la novia se adorna con sus joyas” (Isaías
61:10)
¿Cuál
es la conclusión de la fiesta de Tabernáculos, que es en sí la complementación
del plan de Dios para con la humanidad? “Y te alegrarás [ ] tú, tu hijo, tu
hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda
que viven en tus poblaciones” (Deuteronomio 16:14), ¿y por qué esa alegría, ese
gozo? “porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda
la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre” (Deuteronomio 16:15).
Juan
14:23 resume de manera muy clara y concreta el sentido de esta fiesta al
señalar que “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y
mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Siendo el
resultado de esto, lo que señala Revelación 21:3 cuando dice “Y oí una gran voz
del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres. Él
morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su
Dios»”.
Pero
esta conclusión no es el fin de lo que Dios ha pensado desde siempre para Su
familia, es apenas el principio, el octavo día que excede a la fiesta, es la
sombra de la eternidad que se abre para los hijos de Dios, llenos de Su Santo
Espíritu, con Cristo como Rey de Reyes y Señor de Señores.
“Después vi un cielo nuevo
y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de
existir, lo mismo que el mar. Vi
además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de
Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que
provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de
Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará
con ellos y será su Dios. Él
les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni
lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir» (Revelación
21:1-4).
Como
se comentó en su momento al analizar la fiesta primaveral de Panes sin
levadura, sólo aquella fiesta, Panes sin levadura, y ésta, Tabernáculos, no
tienen un referente temporal único en el Nuevo Testamento, es decir, todas las
fiestas que Israel celebraba en el Antiguo Testamento apuntan a un momento
preciso histórico en la historia de la salvación de la humanidad, sea ya
cumplido o por cumplirse, representado por una fecha exacta para su
cumplimiento, pero no así Panes sin levadura y Tabernáculos, fiestas que duran
siete y siete más un día, respectivamente, que señalan hacia una vida de
perfección y santidad, en el caso de Panes sin levadura para la iglesia
recogida en la primer siega y para Tabernáculos para el resto de la humanidad
recogida al cumplimiento del plan de Dios.
El
mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que en el séptimo año se
anulan todas las deudas sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido hacia
una vida de perfección y santidad, en el caso de Tabernáculos, para el resto de
la humanidad recogida al cumplimiento del plan de Dios.

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