140. Comenzando con la entrada en la tierra de Israel, se deben contar los años del jubileo y anunciarlos a intervalos de uno y siete años (Lv. 25:8)


 

“Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años”

 

Como parte del pacto que Dios había hecho con su pueblo estableció que cada cincuenta años se realizaría lo que se conocía como jubileo, palabra que por cierto viene de júbilo, de gozo.  El jubileo era una indicación dada por Dios y que uno puede leer en el capítulo 25 de Levítico, donde cada cincuenta años se ponían los esclavos en libertad, se dejaban de trabajar las tierras y se restituían las posesiones que se habían comprado, lo interesante es que el inicio del jubileo estaba decretado a iniciar, cada cincuenta años, con la fiesta de Expiación, la cual era en el día 10 del séptimo mes.

 

Levítico 25

Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra. 10 Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. 11 El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos, 12 porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis. 13 En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión.

 

El sentido natural de dicha ordenanza es más que claro, pero más allá de la cuestión natural, ¿qué significado espiritual guarda el jubileo? Aunque no es motivo del presente tema hay que señalar que el diseño del Tabernáculo concentra de una manera simbólica todo el plan de Dios para con la humanidad, siendo que si uno quiere entender el jubileo debe de manera general entender este diseño, por eso se abordará el mismo y al final se entenderá esto del jubileo.

 

Se han visto muchas indicaciones respecto del Tabernáculo, indicaciones que requieren ser explicadas pero para poder proceder a la explicación de estas es menester considerar la última parte relativa a la construcción del Tabernáculo que si bien no forma parte del mismo si lo considera: el atrio.

 

El atrio era la parte externa del Tabernáculo, lo que lo rodeaba. Si bien el atrio no era parte del Tabernáculo la Escritura contiene indicaciones respecto a la disposición del mismo. De inicio lo que debe tenerse en cuenta es que el atrio delimitaba el espacio relativo al Tabernáculo. Este espacio, como se verá, rodeaba el Tabernáculo separándolo con sus paredes del resto del campamento y teniendo una sola entrada para acceder al mismo (de nueva cuenta se sugiere ver el esquema contenido al final de la presente obra).

 

Éxodo 27

Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud para un lado.

10 Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata.

11 De la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata.

12 El ancho del atrio, del lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas.

13 Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos.

14 Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas.

15 Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas.

16 Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas.

17 Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce.

18 La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus basas de bronce.

19 Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del atrio, serán de bronce.

 

Las instrucciones para el Atrio, al igual que el resto del Tabernáculo, son claras y concretas, y de la misma forma que el resto de indicaciones que con respecto al Tabernáculo se han comentado, hay información que permite la comprensión de los símbolos que representan verdades subyacentes.

 

Como puede verse el perímetro del Atrio, al igual que el Tabernáculo, tiene una forma rectangular. El lado que da al sur mide cien codos de longitud (v. 9), lo mismo que el lado norte (v. 11), por su parte el lado que da al occidente mide cincuenta codos (v. 13), lo mismo que el lado que da al oriente (v. 13), por último la altura del perímetro del Atrio es de cinco codo (v. 18). Este perímetro del Atrio está dado por paredes de fino lino torcido, así como una puerta, lo cual se abordará más delante, pero antes y en este punto, puede comenzarse a entender mucha de la información que anteriormente se vio, aunque en su momento no se comentó, respeto de las indicaciones relativas al Tabernáculo, incluyendo el lugar santo y el lugar santísimo, esto considerando las medidas hasta ahorita entregadas.

 

Como se comentó, el perímetro del Atrio mide 300 codos en total de largo (100 de cada lado sur y norte –o sea 200 en total- y 50 codos de cada lado occidental y oriental –o sea 100 en total-), de igual forma ese perímetro mide cinco codos de altura, así se tiene que el área del perímetro del Atrio mide 1,500 codos en total (resultantes de multiplicar 300 codos de largo del perímetro del Atrio por sus cinco codos de altura).

 

Si se continúa enfocándose en las medidas del Tabernáculo, las siguientes son las relativas al lugar santo, las cuales en su momento se analizaron y que eran de veinte codos de largo, por diez codos de ancho, por diez codos de alto. El lugar santo, al igual que el lugar santísimo están techados, lo cual nos da cubos para los cuales calcular el volumen (a diferencia del perímetro del Atrio que no está techado por lo que no hay volumen que calcular), es así como el volumen del lugar santo es de 2,000 codos (resultantes de multiplicar 20 codos de largo, por veinte codos de ancho, por veinte codos de alto).

 

Por último, considerando las medidas del lugar santísimo que eran de 10 codos de largo, por 10 codos de ancho, por 10 codos de alto, siguiendo la misma argumentación que para el lugar santo, se tiene que el volumen del lugar santísimo es de 1,000 codos (resultante de multiplicar 10 codos de largo, por 10 codos de ancho, por 10 codos de alto).

 

En este punto puede comenzar a entenderse el concepto que entrega el diseño del Tabernáculo. El perímetro del Tabernáculo mide 1,500 codos, lo que sigue es el lugar santo que mide en volumen 2,000 codos, por último está el lugar santísimo que en volumen mide 1,000 codos. ¿Qué pueden significar estas medidas?

 

Aparte de las medidas en sí, hay que considerar que las mismas van apareciendo ante cualquiera que accediese al Tabernáculo en ese orden, es decir, primero se encontraría uno con el perímetro del Tabernáculo, luego con el lugar santo, y luego con el lugar santísimo. En ese orden de ideas, ¿dónde encontramos una sucesión cronológica de eventos relacionados con los números 1,500, 2,000 y 1,000? Para el estudioso de las Escrituras esto no representa mayor problema pues la historia misma de la salvación entrega de manera específica, y no sólo específica sino incluso exclusiva para evitar confusiones, esa sucesión numérica, a saber: 1,500 años relativos a la era de las leyes mosaicas, 2,000 años relativos a la era de la iglesia, y 1,000 años relativos al milenio.

 

No existe en toda la Escritura una sucesión cronológica de eventos relacionada de manera consecutiva con los números que el Tabernáculo entrega.

 

Esta comprensión, aunada al entendimiento del Arca y su contenido, que en su momento se comentó, sientan las bases para entender la simbología del Tabernáculo y las verdades subyacentes que esta entrega.

 

De esta forma puede comenzarse a comprender que las verdades que entrega la simbología del Tabernáculo no se refiere a algo estático, sino a algo dinámico, a un proceso en sí mismo, al proceso relativo a la historia de la salvación, como dice el subtítulo de la presente obra: una fotografía de la familia de Dios.

 

Por cierto, de todo el Tabernáculo el lugar santísimo es el único que, como ya se observó, forma un cubo perfecto: 10 por 10 por 10 codos, de igual forma como se comentó este espacio hace referencia al milenio, inicio del Reino de Dios, ahora bien ¿en qué lugar de toda la Escritura, aparta del lugar santísimo del Tabernáculo,  se menciona otra estructura similar al cubo? ¡en Revelación!, respecto de la Nueva Jerusalén se dice que “la ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales” (Revelación 21:16). Interesante que en el milenio, representado por el cubo del lugar santísimo, descienda la Nueva Jerusalén que de igual forma es un cubo, solo que en proporción 1:480,000. Esto cobra mayor relevancia pues en el milenio comenzara a constituirse la familia de Dios, primero con los santos resucitados al inicio, siendo así que si el lugar santísimo albergaba el Arca como símbolo de Cristo, la Nueva Jerusalén albergará a los santos, a los hijos de Dios resucitados en cuerpo de gloria, por eso el tamaño representativo de todos los hijos llamados a ello.

 

Continuando con este análisis, lo segundo que salta a la vista es que el perímetro del Atrio excede en cuanto al área del Tabernáculo permitiéndole a éste estar dentro de él, de igual forma esos tres espacios, a saber: Atrio, lugar santo y lugar santísimo, están claramente delimitados, así que si bien tienen relación de igual forma están diferenciados.

 

La característica principal relativa a la era de las leyes mosaicas era precisamente la enorme cantidad de disposiciones reglamentarias relativas a la vida como pueblo de Dios, 613 mandamientos contenidos en las leyes mosaicas; por su parte, la era de la iglesia contempla como superada la temporalidad de las leyes mosaicas, pero retiene la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos (los cuales de igual forma estaban vigentes en la era de las leyes mosaicas), con lo que podría decirse que la legislación se ha visto reducida, por eso el área del lugar santísimo es mucho menor que el área del perímetro del Atrio. Por último el área más compacta del Tabernáculo, el lugar santísimo, reduce aún más el área siendo que la Ley ha quedado reducida a los dos mandamientos de los cuales pende toda la ley y los profetas: Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda las fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo (Mateo 22:37-39). Con todo y todo el Tabernáculo es uno sólo por lo que queda claro que mientras que las leyes mosaicas eran temporales, la Ley de Dios, Sus Diez mandamientos, son eternos, mismos que en la era del milenio se siguen guardando pendiendo ellos de los dos mandamientos clave de amar a Dios y al prójimo.

 

Con esto en mente puede continuarse con al análisis del resto de información que entregan las indicaciones relativas al Atrio del Tabernáculo.

 

Como ya se vio, el perímetro del Atrio estaba dado por cortinas cuyas medidas totales ya se han comentado, pero estas cortinas eran de fino lino torcido (v. 9, 18), ¿qué significará esto? Echando a volar la imaginación uno puede encontrar diferentes significados con relación al lino fino con el que estaba hecho al perímetro del Atrio, pero en la presente obra, siguiendo la regla de que sea la Escritura la que se interprete a sí misma, se ha buscado encontrar en ella los significados de lo que se va analizando, de esta forma podemos ver como en Revelación 6:11 se habla de que a los justos “se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”,  en Revelación 7:9 se menciona que Juan miró “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos”, y en Revelación 7:14 se aclara que los santos “han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”, aun así ¿qué significa esto?, Revelación 19:8, referido a la Esposa del Cordero, menciona que se la concedido vestirse de lino de deslumbrante blancura, señalando ese mismo versículo el significado de esto: el lino fino es las acciones justas de los santos.

 

Así tenemos que lino de las cortinas relativas al perímetro del Atrio significan escrituralmente las acciones justas de los santos. Dado lo que hasta ahorita se ha comentado del perímetro del Atrio esto comienza a tener sentido ya que era precisamente la Ley de Dios y en su momento las leyes mosaicas, las que declaraban lo que tenía que hacerse o no hacerse para cumplir la voluntad de Dios, llegando de esta forma a ser declarado justo, que no salvo, sino justo.

 

Sobre esto para el cristiano queda claro que la Ley no salva, sino que es Cristo con su sacrificio redentor el que salva, más sin embargo la Ley permite conocer lo que es pecado (Romanos 7:7) al señalar lo que debe hacerse y lo que no debe hacerse, haciendo que las acciones de uno sean justas, justas respecto de la justicia de Dios.

 

Sobre esto es interesante que Lucas menciona, respecto de los padres de Juan el Bautista, Zacarías e Isabel, que ambos eran justos (Lucas 1:5-6), aclarando a qué refiere ese término al decir que “andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor”.

 

Siguiendo con la simbología del perímetro del Atrio del Tabernáculo, el primer paso cronológico en la historia de la salvación de la humanidad estaba dado por el pueblo que Dios había escogido como suyo, siendo que la participación en ese pueblo, para propios y extraños, estaba dada por la aceptación del Pacto que Dios había hecho con Israel en Sinaí y que incluía la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, así como lo que se conoce como las leyes mosaicas, representado esto por el perímetro del Atrio del Templo.

 

El siguiente paso cronológico era la era de la iglesia de Dios, donde las leyes mosaicas habían dejado de tener vigencia en su forma material, pero la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, al ser eternos, seguían y seguirán vigentes.

 

El último paso cronológico, aún por venir, se refiere al lugar santísimo, a la era relativa al milenio donde comienza el Reino de Dios, donde sigue vigente Su Ley, pero Su Pueblo, Su iglesia, Su familia, ha sido transformada gloriosamente pudiéndole adorar de manera perfecta y santa. 

 

Es interesante como es que el perímetro del Atrio está construido considerando basas de bronce mientras que los capiteles de sus columnas y sus molduras son de plata (v. 11), por su parte, en cuanto al Tabernáculo, las basas de su construcción son de plata (Éxodo 26:19) mientras que los anillos que unían las pieles eran de oro (Éxodo 26:6) lo mismo que el revestimiento de tableros y travesaños así como las anillas para los travesaños (Éxodo 26: 29). Esto muestra el refinamiento de la humanidad que el proceso relativo a su salvación trae, de la misma forma, como señala la Escritura, señala la superioridad del Nuevo Pacto con relación al Antiguo Pacto (Hebreos 8 y 9). Con todo y todo, con relación al Tabernáculo, solamente la primer cobertura, la de Éxodo 26:1, la hecha de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, estaba unida por broches de oro (Éxodo 26:6), la subsecuente cubiertas de pieles de cabra estaba unida entre sí por broches de bronce (Éxodo 26:11), esto implica que la espiritualidad de las leyes mosaicas siguen en la vida cristiana, ya no como observancias materiales de la misma, pues su temporalidad ha sido superada, sino como parte de su vivir para Dios.

 

El perímetro del Atrio del Tabernáculo, si bien delimitaba lo relativo al mismo, no era un lugar cerrado, sino que estaba abierto de un lado, el lado oriental, por una puerta, esta puerta estaba dada por una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido (v. 16), en este punto se enlazarán diferentes simbologías que se han ido entregando relativas al diseño del Tabernáculo tales como las distintas coberturas del Tabernáculo, la cobertura principal del mismo, y lo relativo a la puerta de acceso al Atrio del Tabernáculo.

 

Como puede verse la puerta de acceso al Atrio del Tabernáculo estaba dada por una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, ¿qué significará esto?, curiosamente tanto la puerta de entrada del Tabernáculo, la que permite ingresar al lugar santo, como la de la entrada del lugar santo al lugar santísimo, presentan el mismo diseño (Éxodo 26:31, 36);   la otra parte donde vemos la misma constitución es en la primer cobertura del Tabernáculo (Éxodo 26:1), ¿qué significará?, ¿habrá alguna relación entre las puertas y de estas con con las cubiertas posteriores del Tabernáculo de pieles de cabra, carnero y tejón  (Éxodo 26:7, 14)?

 

Para responder las preguntas anteriores debe primero responderse la pregunta sobre ¿cuál  era la finalidad última del diseño del Tabernáculo?, dicho de otra forma ¿hacia dónde señalaba todo este diseño? Y para responder esto es necesario saber cuál era la parte más importante del mismo. Ahí está la clave.

 

En este punto no debe ser muy difícil concordar que el espacio más importante del Tabernáculo era el lugar santísimo y que lo más importante de ese lugar era el Arca, la cual como en su momento se dijo, representa a Cristo en sus manifestaciones como profeta, sacerdote y rey, ¿habrá alguna relación de esto con el diseño de la puerta de entrada al Atrio del Tabernáculo, con el diseño de las puertas de ingreso al lugar santo y al lugar santísimo?, lo que permitirá entender y enlazar dos puntos, es decir, al inicio del Tabernáculo, dado por la puerta de acceso al Atrio, y el final del mismo dado por el Arca contenida en el lugar santísimo, así como el resto de puertas y cubiertas, es entender qué significa esa primera puerta de acceso.

 

Dado que se está hablando del plan de salvación de Dios para con la humanidad, con Su familia, ¿cuál es la puerta de acceso para esto?, ¡Cristo!, así es, la puerta por la que se entra a la salvación y con ello a formar parte de la familia de Dios es Cristo (Juan 10:9), no hay otro nombre dado a los hombres con el que se alcance salvación (Hechos 4:12), este entendimiento permite enlazar la entra al Tabernáculo dado por la puerta de acceso al Atrio con el fin del mismo que es el Arca contenida en el lugar santísimo, de igual forma concordar esto con la Escritura que menciona que todo fue hecho por Él y para Él (Colosenses 1:16) y que Él es el el primogénito de toda creación (Colosenses 1:15 ) y que tiene primacía en todo (Colosenses 1:18)

 

Ahora bien, la puerta estaba dada por una cortina de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, ya se vio que el lino son las acciones justas de los santos, siendo Cristo el primogénito de muchos hermanos (Romanos 8:29), entonces ¿que significarán los colores azul, púrpura y carmesí? Si todo el diseño del Tabernáculo lleva al punto focal del lugar santo y en el del Arca, ¿qué relación puede haber entre este lugar y aquellos tres colores de la puerta de acceso al Atrio del Tabernáculo?, la misma pregunta va dirigiendo la atención para que pueda ser respondida, para mayor claridad: los tres colores de la puerta de entrada al Atrio del Tabernáculo, dado que son diferentes entre sí y si bien son mencionados como parte de la puerta misma también son diferenciados entre ellos ¿a qué grupo de tres cosas puede estarse refiriendo que de igual forma formen parte de una sola entidad pero sean diferentes entre sí? La respuesta obvia, y no sólo obvia sino evidente en cuanto a la finalidad última del diseño del Tabernáculo, es al Arca y su contenido.

 

Como se vio en su momento el Arca contenía las tablas de la ley, la vara de Aharón y una vasija de oro conteniendo el maná, de igual forma como ya se vio, esas tres cosas representaban a Cristo en sus funciones preponderantes, cronológicas y sucesivas de profeta, sacerdote y rey, funciones que, como se dijo, la simbología de estar contenidas en una sola Arca implicaban que serían desempeñadas por una sola persona: Jesús.

 

Es así como los tres colores de la puerta de entrada al Atrio del Tabernáculo, así como las puertas de entrada al lugar santo y al lugar santísimo, apuntan a lo que se encontraría al final del mismo: El Arca y su contenido, en este sentido se mantiene y refuerza la idea de que la puerta de acceso al Atrio del Tabernáculo, así como las puertas de entrada al lugar santo y al lugar santísimo, representa a Cristo, que los tres colores de ella son las tres funciones relativas a su ministerio que visto como una sola cosa, o más bien, desempeñado por una sola y una misma persona, es el lino blanco, las acciones justas de los santos, en este caso del Santo de santos: Jesús, de igual forma la tres puertas (atrio, lugar santo, lugar santísimo) apuntan a los tres momentos claves de la historia de la salvación, momentos claves de los cuales se hablará más delante.

 

Sin pretender ser dogmático en esto pudiera tratar de establecerse una correspondencia en cuanto a los colores de la puerta y las funciones de Cristo simbolizadas por los contenidos del Arca: el carmesí, color de la sangre, implicaría la función de profeta de Cristo que incluye el sacrificio redentor de él, el púrpura al estar asociado históricamente a la realeza simbolizaría su función como rey, siendo así que por eliminación el color restante, el azul, representaría a Cristo en su función sacerdotal. Esta correlación tiene sustento escritural: el carmesí con la sangre derramada de los profetas (Romanos 11:3; Hechos 7:52), el purpura con las vestimentas de los reyes y poderosos (Ester 8:1-5; Jueces 8:26; Lucas 16:19), y el azul con la túnica que vestía el Sumo Sacerdote la cual exclusiva y enteramente de ese color (Éxodo 39:22). Como se dijo este ejercicio no busca ser dogmático en cuanto al mismo, lo importante es que los tres colores de la puerta de acceso al Atrio del Tabernáculo representan a Cristo en sus tres funciones.

 

De igual forma, con este entendimiento, puede comprenderse el significado de la primer cobertura del Tabernáculo, la hecha de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata (Éxodo 26:1), la cual de igual forma apunta a Cristo en sus tres funciones. Aun así hay que diferenciar que si bien la entrada al Atrio del Tabernáculo, así como las puertas de entrada al lugar santo y al lugar santísimo,  está dada por la puerta, que simboliza a Cristo, no es sino en el Tabernáculo donde Su presencia lo cubre exclusiva y completamente, de nueva cuenta esto es porque las etapas relativas al lugar santo, la era de la iglesia, y el lugar santísimo, el milenio, son posteriores a Su sacrificio redentor.

 

Pero queda un punto por aclarar, el cual es este el momento preciso para abordarlo: las coberturas del Tabernáculo subsiguientes a la principal.

 

Como señala Éxodo 26:1 la primer cobertura del Tabernáculo estaba dada por lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, la cual ya se comentó simboliza, al igual que la puerta de entrada al Atrio del Tabernáculo y el Arca del lugar santísimo con su triple contenido, a Cristo en sus tres funciones. Pero después de esta primer cobertura había otras tres: una inmediatamente después de pieles de cabra (Éxodo 26:7), luego otra de pieles de carnero teñidas de rojo y una última de pieles de tejón (Éxodo 26:14), ¿qué pueden significar?

 

Si la primera cobertura del Tabernáculo de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata simboliza a Cristo en sus tres funciones de manera plena y total, las tres posteriores coberturas vienen a simbolizar el proceso para llegar a ello. Como se comentó, Cristo es profeta, sacerdote y rey, pero esas tres funciones tienen preponderancia en cierto período de la historia: primero profeta, luego sacerdote, y luego rey, pero las tres funciones son de una sola persona. La primer cobertura señala al Arca simbolizando a Cristo en sus tres funciones, pero las coberturas posteriores son el proceso para llegar a ello, de igual forma que el resto del diseño del Tabernáculo, como se verá más delante, apunta a lo mismo: el proceso de la familia de Dios para llegar a ser lo que el Padre pensó desde la eternidad.

 

Aquí la parte interesante es ¿qué significa cada piel?, pero más interesante que esto es que cada cobertura apunta al proceso histórico en que cada función de Cristo tendría preponderancia.

 

Como ya se vio anteriormente, si bien el contenido del Arca -las tablas de la ley, la vara de Aharón y la vasija de oro con maná- apuntan a las tres funciones de Cristo como profeta, sacerdote y rey, sólo existe una secuencia posible, relevante, coherente y pertinente, para acomodar en el tiempo esas tres funciones: primero profeta, luego sacerdote y por último rey, pero de igual forma, a manera de corroborar esto, las tres coberturas del Tabernáculo posteriores a la primer cobertura de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, señalan la preponderancia de las tres funciones de Cristo en la historia.

 

Si se comienza desde el exterior la primer cobertura que se encontraría sería la de tejón, luego la de carneros teñida de rojo y por último, antes de la de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, la de cabra. Esa consecución de pieles, del exterior al interior, apuntan hacia la preponderancia histórica de las tres funciones de Cristo: profeta, sacerdote y rey.

 

Lo primero que salta a la vista es que de las tres coberturas de pieles previa a la de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, la de tejón es la única que se trata de un animal impuro ya que carneros y cabras son animales puros, con esta característica puede dilucidarse a qué función se refiere esta cobertura, en este caso la de profeta.

 

De las tres funciones de Cristo la de profeta es la única que cuenta con un rechazo, condena y muerte, es la única que carga sobre sí misma los pecados, las faltas y las transgresiones, es la única que por lo anterior se vuelve rea de destrucción terminando la misma en la tumba.

 

Sobre esto es curioso que en la Escritura la función de profeta desempeñada por otros siervos de Dios consta de las mismas características y que es una función donde el desprecio, el señalamiento, el rechazo y en muchos casos la persecución y la muerte estaban aunadas a ella.

 

El tejón como animal impuro implica el rechazo, la condena, las mismas leyes Escriturales señalan una actitud negativa hacia los animales impuros, como en este caso el tejón, por lo que la referencia de estas características relativas al tejón pueden muy bien encajar -y de hecho sólo pueden encajar, con la función de profeta, relacionada con la figura del Mesías sufriente.

 

La cobertura que sigue a la de pieles de tejón, es la hecha con pieles de carnero teñidas de rojo. Sobre estas dos características resaltan: el animal del cual se obtiene la piel y el color rojo con las cuales las mismas están teñidas.

 

El carnero era el animal que se utilizaba como holocausto cuando la investidura de los sacerdotes (Levítico 8:1-3, 18-21), aunado a esto el color rojo simboliza la sangre derramada de Jesús por la cual entró en el lugar santísimo, como dice la Escritura “Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna” (Hebreos 9:11-12), lo cual tiene aún mayor énfasis en las profecías relativas al Cristo triunfante que se presenta con las túnicas manchadas de rojo (Isaías 63:1-3, Revelación 19:13).

 

Por último la cobertura inmediata antes de la de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata era la de cabra. En este punto por un proceso simple de eliminación, la función que simbolizaría esta cobertura sería la de rey. La cabra es un animal puro, al igual que el carnero apto y normado para sacrificio, a diferencia del carnero de menor solemnidad por tamaño, precio y valor, de igual forma, si bien  los becerros, carneros y corderos eran sacrificios aptos para holocaustos, el cabrito está referenciado con la expiación por el pecado.

 

Sobre esto último, todas las profecías relativas al regreso de Cristo como rey de reyes son referidas como al día de la venganza de Jehová (Miqueas 5:15; Isaías 2:12; 34:8 Sofonías 1:7; Ezequiel 30:3), el tiempo en que Dios a través de Cristo pagará a cada cual según sus obras (Romanos 2:6; Revelación 22:12). 

 

Sobre esto es interesante lo que presenta la Escritura a través de Lucas cuando señala que “[Jesús] vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo[a] entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.  Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:  << El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor>>.  Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lucas 4:16-21), se dice que esta referencia es interesante pues Jesús lee una profecía aplicable a Él pero la interrumpe a la mitad enrollando el rollo y entregándolo al ministro, ¿por qué?, porque el resto de la profecía de Isaías hace referencia precisamente a Su regreso, ejecutando Sus juicios con poder y gloria sobre las naciones. La profecía relacionada dice “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:1-3).

 

Las imágenes proféticas del regreso de Cristo luchando, venciendo y sometiendo a las naciones y estableciendo juicio y justicia tienen una fuerte carga relacionada con estas ideas relacionadas con el ejercicio monárquico. De esta forma la cobertura de pieles de cabra apunta a la función de rey.

 

De esta manera, el orden consecutivo de las pieles que cubren el tabernáculo, desde el exterior hacia el interior -tejón, carnero y cabra- apunta a la preponderancia histórica de las tres funciones de Cristo en ese orden: profeta, sacerdote y rey, pero como se verá más delante, también apuntan al proceso relativo a los llamados y elegidos que son encontrados fieles.

 

Volviendo sobre el diseño general del Tabernáculo, como ya se comentó, al atrio representa los 1,500 años referidos a las leyes mosaicas, el lugar santo se refiere a los 2,000 años referidos a la era de la iglesia, y el lugar santísimo se refiere a los 1,000 años relativos al milenio con el que inicia el Reino de Dios, y es precisamente en este punto de la presente obra que con esta información puede entenderse otra simbología relacionada con las coberturas del Tabernáculo.

 

Como se señala en Éxodo 26, la primer cobertura del Tabernáculo dada de lino fino torcido, y tela azul, púrpura y escarlata, estaba confeccionada por diez cortinas (v. 1), cinco unidas a las otras cinco a través de cincuenta -este número es importante- anillos de oro (v. 3-6), lo interesante de esto es que ese punto de unión, como ya se vio, es de donde se colgaba el velo que dividía el lugar santo del lugar santísimo (v. 33), ¿qué puede significar esto? Dado que el velo señalaba la división entre el lugar santo y el lugar santísimo, y dado que ambos simbolizan la era de la iglesia y el milenio, respectivamente, el significado divisorio debe tener alguna relación con el proceso temporal de la historia, ¿qué sucede, qué cambio hay relativo a la conclusión de la era de la iglesia y el inicio del milenio?, ¡la liberación de la corruptibilidad en la que cayó la humanidad como causa de la desobediencia!: “Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios” (Romanos 8:19); “cuando estas cosas empiecen a suceder [el tiempo del fin], erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención” (Lucas 21:28). Curiosamente en la Escritura el número cincuenta, relacionado con un período temporal al final del cual hay liberación, sólo tiene un referente: el año del jubileo.

 

El jubileo era una indicación dada por Dios y que uno puede leer en el capítulo 25 de Levítico, donde cada cincuenta años se ponían los esclavos en libertad, se dejaban de trabajar las tierras y se restituían las posesiones que se habían comprado, lo interesante es que el inicio del jubileo estaba decretado a iniciar, cada cincuenta años, con la fiesta de Expiación, la cual era en el día 10 del séptimo mes.

 

Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.

Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.

10 Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia.

 

Pudiendo iniciar en cualquier momento o en cualquier fiesta, Dios decreta que el inicio del jubileo coincida, cada cincuenta años, con la fiesta de Expiación, declarando aún más la naturaleza de esta última, pues el jubileo gira en torno a la liberación del esclavo o cautivo, la restitución de los familiares y la reintegración de las posesiones perdidas.

 

Así que los cincuenta anillos de oro que están en la división del lugar santo y del lugar santísimo apuntan al momento preciso en que la liberación comenzará para la humanidad: el inicio del milenio con el regreso triunfante de Cristo y la unión con él de sus santos resucitados.

 

El mandamiento contemplado en las leyes mosaicas de que comenzando con la entrada en la tierra de Israel, se deben contar los años del jubileo y anunciarlos a intervalos de uno y siete sigue vigente más sin embargo espiritualizado referido a la liberación que comenzará para la humanidad al inicio del milenio con el regreso triunfante de Cristo y la unión con él de sus santos resucitados.

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