73. Las personas ebrias no pueden entrar en el santuario ni enseñar la ley (Lv. 10:9-11)
“Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés” Como parte del pacto que en su momento Dios hizo con su pueblo, estableció ciertas estipulaciones referidas al servicio religioso. Sobre esto, y relacionado con las funciones de los sacerdotes, Dios estableció que no podían servir si se encontraban bajo los efectos del alcohol, la explicación natural la da la misma cita en cuestión: “para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio”. Se requiere de una mente lúcida, completamente despejada, en la totalidad de sus capacidades, para poder ejercer, primero a título personal lo relativo al discernimiento “entre lo santo y lo profano” y, segundo, ...